Nuestro modelo educativo actual está aún basado en la razón y el pensamiento cognoscitivo ligado al enjuiciamiento y la competitividad frente a una enseñanza donde el humor y lo lúdico tengan mayor cabida. Mediante el juego con los materiales y técnicas se desarrolla la intuición y la fantasía del ser humano conectando con símbolos de totalidad que nos ayudan a tomar consciencia para percibir y reconocer nuestro entorno, siendo el arte un medio para establecer nuevas relaciones con este mundo y poder representarlo no sólo intelectualmente y de forma superficial y exterior sino buscando su verdadero significado.