La cultura visual del cine de animación, especialmente Disney, genera un gran impacto en el público infantil que la consume, quien reproduce en la realidad los patrones sociales que se difunden de dicho material ficticio. Por ello, surge la necesidad de estudiar cualitativamente los discursos, mensajes y posicionamientos religiosos que adopta. Tras el análisis de una colección representativa de 60 películas se concluye con el predominio del dogma cristiano y la ocultación/infravaloración del resto de religiones. De esta manera se considera a Disney como una productora de animación que dificulta el progreso y la inclusión de la diversidad religiosa en la normatividad cristiana.