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En el presente artículo trazamos el empleo del agua como diluyente y disolvente de un nutrido grupo de materiales y técnicas pictóricas con base acuosa, justificando sus aplicaciones estéticas y procedimentales adaptadas cronológicamente a ciertos movimiento y autores. A partir de estas consideraciones, se plantea en profundidad el estado actualizado y las posibilidades de estas técnicas y sus variantes, considerando que es vital e indiscutible su potenciación en las circunstancias de crisis medioambiental en la que estamos inmersos.

Pretendemos estimular la elección más razonable de la técnica, metodología y procedimiento de trabajo, asegurando una mejor protección funcional frente a los posibles efectos tóxicos y contaminantes, reivindicando la especificidad de nuestro conocimiento y valorizando la calidad de los procesos al optimizar nuestras actividades mediante una actuación ética y estética de los materiales, que responda con el máximo compromiso ante el usuario y medio ambiente.